Comunicación eficaz líder – equipo
La capacidad de comunicación es una habilidad clave para cualquier líder, tanto para alcanzar su propio éxito como para impulsar el de la empresa. Saber expresarse correctamente permite transmitir a los empleados la misión y la estrategia de la compañía con mayor precisión, logrando mejores resultados.
Cuando una persona llega a un puesto de liderazgo, lo normal es que ya haya adquirido ciertas dotes comunicativas, aunque en este mundo que evoluciona tan rápido, interactuar con los equipos no siempre es fácil.
También hay que tener en cuenta que las técnicas de comunicación que antes daban buenos resultados ahora pueden estar obsoletas, debido a la mayor cantidad de trabajadores no presenciales y a la heterogeneidad generacional que puede haber entre los integrantes de un equipo.
¿Cómo se puede ser más eficaz en la comunicación con los empleados? Tim Stone, vicepresidente de Marketing de Polycom apunta una serie de consejos que permitan una comunicación más fluida y evitar el desgaste que supone estar repitiendo las cosas continuamente.
1. Simplificación
Cuanto más compleja es una comunicación, mayor es el riesgo de que se produzcan diferentes interpretaciones. Los mensajes sencillos y directos evitan que los trabajadores reciban demasiada información, y así concentrarse en el trabajo de verdad importante.
2. Cara a cara
Comunicarse en persona ayuda a hacerse entender. Cuando no es posible, lo mejor es recurrir a la videoconferencia, ya que las personas no solo usan la voz para comunicarse, sino que también recurren a códigos no verbales. También permite al orador determinar por sus expresiones si sus interlocutores entienden lo que está diciendo.
3. Fomentar el diálogo
Crear un ambiente relajado aumenta la probabilidad de que los empleados hagan preguntas para aclarar lo que necesiten. Además, los líderes deben indagar cuáles son las dudas preguntando directamente. «El diálogo es mucho más productivo que un PowerPoint».
4. Atención y ejemplaridad
Por último, un líder debe tener en cuenta de que la mayoría de la gente solo recuerda un máximo del 25% de lo que escucha. Por ello hay que tratar de evitar las posibles distracciones, asegurándose de que la audiencia preste la mayor atención posible al orador. En este sentido, es importante también que el jefe no se despiste ni deje de prestar atención a sus interlocutores. Si el jefe no da ejemplo, abre la puerta a que todo el mundo haga lo mismo. Se debe inculcar una cultura de respeto mutuo, en el que las distracciones externas se reduzcan al mínimo.